Abogados Imputados: Límites, Riesgos y Garantías – Comentario de David Felipe Luque Guerrero

Aunque pueda parecer excepcional, un abogado puede ser investigado y vinculado penalmente como cualquier otro ciudadano. Sin embargo, su rol dentro del sistema judicial implica particularidades que merecen un análisis más cuidadoso desde el punto de vista procesal y ético.

Casos recientes ocurridos en Bogotá, como el de un abogado que fue imputado y dejado en libertad mientras avanza la investigación, han encendido el debate sobre cuáles son los efectos y los límites legales cuando un profesional del derecho se convierte en sujeto procesal.

En esta entrada, se abordan esas implicaciones desde un enfoque técnico y actualizado, con aportes de David Felipe Luque Guerrero, quien ha reflexionado sobre los principios que deben regir este tipo de situaciones para que el proceso mantenga su legitimidad.


¿Qué ocurre cuando un abogado es imputado?

El hecho de que una persona ejerza el derecho no lo excluye de la posibilidad de enfrentar una investigación penal. Sin embargo, su condición de profesional jurídico activa una serie de tensiones entre su rol social, su capacidad de ejercer y su derecho a la defensa.

Cuando un abogado es imputado, no solo enfrenta una investigación, sino que además puede verse afectado en:

  • Su credibilidad profesional

  • Su matrícula vigente ante el Colegio de Abogados o el Consejo Seccional

  • Su derecho al ejercicio de la defensa de terceros


¿Puede un abogado seguir ejerciendo si está vinculado a un proceso penal?

La respuesta no es absoluta: todo dependerá del tipo de conducta imputada, del avance del proceso y de si se ha impuesto alguna medida cautelar especial que limite su actuación profesional.

David Felipe Luque Guerrero aclara que no todo abogado imputado debe ser automáticamente suspendido del ejercicio. Para ello, debe existir un proceso disciplinario independiente, o una medida judicial explícita que así lo determine.

Suspender a un abogado sin base jurídica puede vulnerar sus derechos fundamentales y el principio de presunción de inocencia.


¿Y qué pasa con la prisión preventiva en estos casos?

Uno de los puntos más sensibles es la posible imposición de medida de aseguramiento contra un abogado.

Por su naturaleza, la prisión preventiva tiene un impacto directo en su posibilidad de seguir ejerciendo, lo que puede llegar a afectar no solo al profesional investigado, sino también a sus clientes y procesos en curso.

Por eso, las autoridades judiciales deben actuar con estricto criterio de necesidad, proporcionalidad y razonabilidad, especialmente cuando el imputado tiene responsabilidades jurídicas vigentes.


Equilibrio entre garantías y exigencias éticas

Para David Felipe Luque Guerrero, este tipo de escenarios exige una postura doble:

  • Defender las garantías del abogado imputado como cualquier ciudadano.

  • Reconocer la especial responsabilidad ética de quien ha hecho del derecho su profesión.

Es decir, el sistema no puede actuar con privilegios ni con exceso de castigo, sino con proporcionalidad y equilibrio institucional.